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El último ciclo de la Encuesta de Presupuesto Abierto (la única evaluación comparativa e independiente del mundo sobre la transparencia, participación y vigilancia formal del presupuesto) revela que la amplia mayoría de los países examinados posee sistemas inadecuados para garantizar que los fondos públicos se usen de manera eficiente y efectiva. De los 102 países evaluados, 98 carecen al menos de uno de los tres pilares esenciales de la rendición de cuentas presupuestarias: transparencia, participación o vigilancia. Es inquietante señalar que 32 países no poseen ninguno de los tres pilares.
Esta falta de sistemas sólidos de rendición de cuentas presupuestarias significa una amenaza para la implementación de acuerdos internacionales fundamentales, como los Objetivos de Desarrollo Sustentable de las Naciones Unidas y el acuerdo internacional que se espera obtener de la Conferencia sobre Clima 2015 en París.
TRANSPARENCIA (EL ÍNDICE DE PRESUPUESTO ABIERTO)
Los hallazgos de 2015 revelan grandes carencias en la información presupuestaria que los gobiernos publican. Solo 24 países (menos de uno en cuatro) demostraron proporcionar información suficiente sobre el presupuesto (con puntajes de más de 60 en el Índice de Presupuesto Abierto, la parte de la encuesta que evalúa la transparencia), para permitir a la sociedad civil y al público controlar las finanzas públicas.
Resulta alarmante que los 78 países que proveen insuficiente información presupuestaria albergan a más de dos tercios de la población mundial. En todo el mundo, alrededor de uno en tres documentos presupuestarios que deberían publicarse no se publica, e incluso cuando se publican, con frecuencia carecen de detalle suficiente para permitir una comprensión completa de las finanzas públicas y responsabilizar al gobierno.
Sin embargo, conforme a los resultados de los ciclos anteriores, la encuesta de 2015 determina que la transparencia presupuestaria mejora en todo el mundo. Para los 100 países para los cuales hay datos comparables, el puntaje del OBI aumentó de 42 en 2012 a 45. El progreso fue particularmente sólido entre algunos países y regiones que antes no eran tan transparentes, entre ellos, la República de Kirguistán (su puntaje en el OBI casi se triplicó), Túnez (su puntaje en el OBI se cuadriplicó) y África occidental francófona.
Pero este progreso se compara con una base baja y muchos países que tenían niveles inaceptablemente bajos de transparencia presupuestaria no logran avanzar con las reformas. Por ejemplo, Argelia, Bolivia, Camboya, Chad, China, Guinea Ecuatorial, Fiyi, Irak, Myanmar, Qatar, Arabia Saudita y Vietnam han estado entre los países menos transparentes (con puntajes en el OBI de 20 o menos) cada año que participaron en la Encuesta.
Al analizar el acceso del público a la información presupuestaria a lo largo del tiempo, la investigación de la Encuesta de Presupuesto Abierto también ha identificado una volatilidad inaceptable en las prácticas de transparencia del gobierno, lo que crea desafíos para quienes intentan comprender y controlar los presupuestos nacionales.
PARTICIPACIÓN PÚBLICA Y VIGILANCIA FORMAL
Junto con la carencia generalizada de transparencia, existe una falta de oportunidades para que el público participe en la administración de las finanzas y exprese sus inquietudes. También existen graves deficiencias en la capacidad de las instituciones de vigilancia de desempeñar sus funciones de exigir al gobierno un rendimiento de cuentas. Es decepcionante observar que 95 de los 102 países de la encuesta no proveen oportunidades para la participación pública. Pero se han observado innovaciones prometedoras en esta área, incluidas audiencias públicas, auditorías sociales, sistemas de solicitud de auditoría de los ciudadanos, líneas de asistencia para la denuncia de fraude y encuestas de clientes.
Las instituciones formales de vigilancia son demasiado débiles en muchos países. La Encuesta revela deficiencias en la investigación legislativa y capacidad analítica, así como sistemas deficientes de aseguramiento de la calidad en los organismos de auditoría. Estos factores comprometen la capacidad de las instituciones de vigilancia de proteger eficazmente el bolsillo de los ciudadanos.
PERO LA MEJORA PUEDE Y DEBE SUCEDER
La buena noticia es que el progreso puede alcanzarse de forma rápida y con frecuencia con poco o ningún costo para el tesoro público. Por ejemplo, la mayoría de los países con un desempeño deficiente en transparencia ya producen información presupuestaria significativa, pero no la publican. Podrían alcanzarse importantes ganancias simplemente publicando estos documentos en línea.
Los medios y los mecanismos para establecer estos pilares de rendición de cuentas presupuestarias están al alcance. En última instancia, promover la transparencia, la participación y la vigilancia casi siempre se reduce a una cuestión de voluntad política.
El paquete correcto de reformas varía de un país a otro, pero con frecuencia se pueden aplicar ciertas recomendaciones:
- Aumentar la cantidad de documentos presupuestarios publicados y su contenido.
- Mantener el progreso en transparencia institucionalizando reformas en leyes y reglamentaciones presupuestarias.
- Desarrollar mecanismos para obtener la opinión del público sobre presupuestos y cómo se implementan.
- Proporcionar a las legislaturas un mejor acceso a la investigación y la capacidad analítica, y reforzar el control de calidad entre los organismos nacionales de auditoría.
En definitiva, son los gobiernos quienes deben actuar para fortalecer los tres pilares de los sistemas presupuestarios responsables. Pero hacerlo requerirá la participación de una amplia variedad de sectores. Los grupos de la sociedad civil, donantes, inversores e instituciones internacionales, todos tienen una función que cumplir para impulsar a los gobiernos a aprobar reformas.
“La rendición de cuentas presupuestarias ya no se puede dejar de lado como preocupación técnica de los burócratas”, afirma el Director Ejecutivo de IBP Warren Krafchik. “Dada la cantidad de fondos que posiblemente se movilicen a través de los nuevos objetivos internacionales de desarrollo, y potencialmente a través de acuerdos de cambio climático, el mundo tiene una oportunidad sin precedentes de abordar la pobreza, la desigualdad y otros desafíos globales, pero esto solo sucederá si estos recursos se administran de manera transparente y responsable”.