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¿Que nos dicen los escándalos en Brasil y en Sudáfrica sobre la relación entre la transparencia y la corrupción?

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Hay un comentario que hemos escuchado varias veces después de la publicación de los resultados de la Encuesta de Presupuesto Abierto. Su contenido esencialmente dice: ¿Cómo pueden los países con una corrupción generalizada tener un puntaje tan bueno en el índice de transparencia del presupuesto? Seguramente debe haber algo equivocado al respecto…” Los proponentes típicamente señalan a países como UgandaMalawiSudáfricaBrasil, que han mejorado sustancialmente sus puntajes de transparencia o que se mantienen elevados con el paso de los años, mientras que las noticias publican escándalos de corrupción.

¿La corrupción no debería ser menor en los países más transparentes? En realidad, las cosas son más complicadas. Parece que la transparencia es una condición necesaria pero no suficiente para solucionar con éxito el problema de la corrupción.

Sin información sobre el presupuesto, sería casi imposible para las personas fuera del gobierno detectar y denunciar casos de mala administración y corrupción. Es por eso que los países que no tienen transparencia también tienden a alcanzar resultados deficientes en los indicadores de corrupción y, más en general, en indicadores relacionados con el gobierno. Como ha demostrado nuestra investigación, los gobiernos poseen varios motivos para divulgar información fiscal que tiene poca relación con la lucha contra la corrupción. Y, para que la transparencia ayude a resolverla, se deben implementar varios factores adicionales, desde una sociedad civil activa hasta medios independientes e instituciones efectivas de supervisión y responsabilidad.

Tomemos Sudáfrica. Ha ocupado consistentemente uno de los primeros lugares en el Índice de Presupuesto Abierto (OBI, por sus siglas en inglés) y repetidamente ha aparecido en las noticias por casos obvios de corrupción y mala administración, desde la compra de libros de textos escolares hasta mejoras en las residencias presidencialesmala administración de la aerolínea estatal South African Airways. Si bien la transparencia puede haber ayudado a hacer públicas estas cuestiones, y se ha evidenciado una protesta en los informes de los medios y las manifestaciones populares, el gobierno no ha hecho mucho por solucionar los problemas subyacentes. Dada la debilidad de los mecanismos existentes de responsabilidad y el dominio que el Congreso Nacional africano tiene sobre el poder político y las instituciones estatales, esto no debe sorprendernos.

En Brasil observamos el surgimiento de una imagen diferente y más alentadora, donde algunos de los eslabones perdidos se están estableciendo gradualmente.

El gobierno federal de Brasil ha obtenido importantes beneficios al colocar la información del presupuesto en las manos de los ciudadanos y otros actores interesados. Sus dos principales portales de información del presupuesto, Orçamento Federal y Portal da Transparência, proporcionan acceso inmediato a documentos completos del presupuesto que se remontan a 25 años, con actualizaciones diarias en todos los sectores de gasto del gobierno. Como consecuencia, Brasil ocupa un bien merecido sexto lugar en la última clasificación mundial de OBI, delante de muchos países de la OCDE.

Este resultado positivo fue bien recibido por las autoridades, que en los meses recientes han sido atacadas desde numerosos frentes. La compañía petrolera estatal Petrobras se ha visto envuelta en un masivo escándalo de corrupción que involucra a políticos y gerentes senior, y la Tesorería ha sido altamente criticada por usar trucos contables para ocultar el estado real de las finanzas públicas (las denominadas “pedaladas fiscais”). Algunas de las acusaciones detrás de la mala administración fiscal se han utilizado para iniciar un proceso de juicio político contra Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil en su segundo mandato.

De hecho, el Folha de São Paulo, un periódico líder en Brasil, informó los últimos resultados de OBS con el titular “A pesar de los trucos contables, Brasil mejora en la clasificación de transparencia en el presupuesto”, arrojando dudas sobre el grado en que los altos niveles de transparencia hicieron una verdadera diferencia, dados todos los demás problemas que surgieron al mismo tiempo.

Sin embargo, lo que muy pocos se detienen a considerar es que es exactamente debido a los altos niveles de transparencia fiscal de Brasil que se detectaron los trucos contables usados por el Tesoro. De hecho, fue una organización no gubernamental denominada Contas Abertas (Cuentas Abiertas) que descubrió discrepancias en las cifras divulgadas por el gobierno a fines de 2013. Esto los llevó a destacar las prácticas cuestionables de “contabilidad creativa” en una carta al Tribunal de Auditoría (puede ver la carta original en portugués aquí) y solicitar una investigación. Al confirmar las acusaciones y descubrir más evidencia de contabilidad corrupta, el Tribunal de Auditoría tomó la decisión muy inusual de convocar al Congreso para rechazar las cuentas de fin del año 2014. Si bien aún debe tomarse una decisión final, el ejecutivo ya ha tomado medidas correctivas prometiendo detener el uso de trucos contables similares en el futuro.

Esta historia es un recordatorio importante del arma potente que es la transparencia fiscal cuando se asocia con organizaciones de la sociedad civil que usan y analizan la información públicamente disponible e instituciones independientes de supervisión que actúan para responsabilizar al ejecutivo. Si bien la transparencia en sí misma no lleva necesariamente al cambio, crea las condiciones para que se produzca el cambio permitiendo la participación de los ciudadanos y el escrutinio independiente para trabajar en favor de la responsabilidad del presupuesto.

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OBS2015 Report Spanish.pdf

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Authors

Paolo de Renzio

Senior Research Fellow, International Budget Partnership

Paolo de Renzio joined the International Budget Partnership in October 2010 as Senior Research Fellow and is based in Rio de Janeiro, Brazil. His research agenda covers a broad range of topics, including budget transparency and accountability, equity and justice in budgeting, taxation and tax expenditures, among others. He also supports the team producing the Open Budget Survey. Prior to joining the IBP, Paolo worked as a Research Fellow at the Overseas Development Institute; as an economist and policy advisor in Papua New Guinea’s Ministry of Finance; and as a UNDP public sector specialist, lecturer, and independent consultant in Mozambique. He has been a consultant for the World Bank, the Organization for Economic Cooperation and Development, the European Commission, and for a number of bilateral donor agencies and international NGOs. Paolo holds a PhD in International Relations from the University of Oxford, where his research focused on the impact of donor policies on budget reforms in developing countries. He also holds an MSc in Development Studies from the London School of Economics and a Bachelor’s degree in Economics from ‘Bocconi’ in Milan, Italy.

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